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Adiós Guoli-Guoli

Estás aquí: Inicio / Opinión / Adiós Guoli-Guoli

12/11/2018 //  by pedalesyzapatillas//  18 Comments

El pasado 6 de noviembre de 2018, nuestra Olivia nos abandonó de una manera  cruel, brutal e inesperada y hemos querido rendirle un homenaje contando al mundo su dura historia, la cual espero nos ayudéis a difundir, a ver si entre todos y todas creamos algo de conciencia en favor de nuestros animales.

El Principio

Pese al riesgo de extenderme demasiado, para que podáis entender mejor la historia, voy a remitirme a la situación que nos llevó a adoptar a Olivia.

Hace algo más de 11 años, llegó a nuestra vida Max, una revoltosa cachorra de Bulldog Frances que puso nuestro mundo patas arriba y hacía ya un par de años que notábamos en Max el normal bajón de energía y nivel de apatía que produce la vejez en una raza de perros cuya esperanza de vida ronda los 9-10 años, por lo que pensamos en liarnos la manta a la cabeza y coger otro perro.

Guoli-Guoli y Maxi-Max, dos modelos natas…o por sus caras…hartas…jjj.

Por cuestiones del destino (y otras por las que no merece la pena extenderme), Irene, mi pareja y verdadera responsable del proyecto Pedales y Zapatillas, vio la ficha de Olivia en el facebook de APASOS Vitoria, una mestiza de Staffordshire Bull Terrier con serios problemas de miedo hacia las personas.

En un principio le dimos muchas vueltas, ya que, siendo sinceros, ¿quién quiere coger un perro con problemas?

No sé bien cómo, pero surgió una conexión entre la perrita y nosotros, convirtiéndose en tema de discusión y debate. Veíamos sus vídeos, leíamos y releíamos su ficha y al de una semana desde que surgiera la idea, decidimos conocerla.

Hablamos con Begoña, una voluntaria de la protectora APASOS Vitoria, que vive por y para estos peludos abandonados y repudiados por la sociedad. Concertamos una cita y nos prepararon un espacio para el encuentro.

La adopción

Irene y yo somos personas con una experiencia bastante dilatada en el mundo canino, por lo que sabemos que no se puede llevar un animal a casa a lo loco. No es un juguete, sino un ser que siente, padece y conlleva una tremenda responsabiliad.

Tanteamos a Olivia y, pese a presentar un miedo terrible (cuando digo terrible, es terrible de verdad…era para haberla conocido) a las personas, con nosotros parece que conectó, así que al día siguiente volvimos acompañados por Max, a ver que tal conectaban entre ellas.

Después de varias pruebas de interacción y, pese a que Max es bastante «sotilla» con los perros, Olivia era todo lo contrario, excesivamente sociable con sus congéneres. Viendo que no había ningún problema entre ellas, que podrían ayudarse mutuamente y, reconozcámoslo sus ojazos color miel ya nos habían cautivado, iniciamos el proceso de adopción.

Olivia
El 22 de marzo de 2017 Olivia se unió a nuestra familia. Foto en la puerta de la perrera.

Al ser un animal catalogado como PPP (Perro Potencialmente Peligroso), la adopción es más complicada ya que requiere una licencia por cada persona que vaya a encargarse de él y un seguro específico, además de un registro en el catálogo de PPPs del ayuntamiento en el que vaya a estar registrado.

Durante las dos semanas que duró el papeleo, acudimos a diario a la perrera para seguir conociéndonos y que las perras siguieran interactuando.

Habíamos previsto el día de la adopción para el fin de semana y así tener capacidad de maniobra, pero una repentina sobrecarga de PPPs en la perrera hizo a Begoña (APASOS) llamarnos, ya que no se veía capaz de garantizar la integridad física de Olivia, así que precipitamos dos días la adopción y la recogimos el miércoles 22 de marzo de 2017.

Lío con los papeles

En la ficha y pasaporte de Olivia ponía que era una mezcla de Staffordshire Bull Terrier, perro catalogado como PPP en España, pero no en gran parte de Europa. El asunto es que cuando estábamos formalizando los papeles, el dueño de la perrera vio a Olivia y dijo que eso estaba mal, que era una Pitbull y no una Sttafie.

Nosotros viajamos mucho en autocaravana (https://autocaravanerosviajeros.blogspot.com) y, para no tener problemas en las fronteras, debemos tener cuidado con el tipo de perro que tenemos, así que, después de ponerme muy borde y subir un poco el tono, acabó dejando la raza que ponía originalmente en los papeles.

Papeles de Olivia
¿Una Staffordshire con una pinta de Pitbull y un tachón en los papeles?…lío en la aduana seguro.

Durante la discusión, le metió un tachón a la raza y volvió a escribir encima y eso, ante un control de aduanas podría llegar a darnos problemas, así que unos días más tarde exigí que me rehicieran el pasaporte.

La adaptación

Ya os he dicho que Olivia presentaba un cuadro de miedo patológico a las personas, sufriendo unos bloqueos terribles que la dejaban como una estatua de hielo.

Durante los 3 primeros días, la perra ni comió ni bebió absolutamente nada. Estábamos tan preocupados por su salud que íbamos a llevarla al veterinario de urgencia para que la hidrataran vía intravenosa, pero antes de meterla en el coche, se me ocurrió mojarme el dedo en el agua, se lo pasé por las encías…y de repente, comenzó a beber y comer.

May y Olivia
La trajimos de manera tan precipitada, que no teníamos la casa preparada.

Durante unas semanas, Olivia mantenía una respetable distancia de seguridad entre nosotros, pero seguía filemente a Max, lo que le ayudó a conocer la casa, el terreno y, un poco, a nosotros.

Creo que habían pasado 3 semanas, cuando de repente, a Olivia le dio un ataque de energía y se puso a jugar como loca conmigo.

En un principio, no sabía si estaba jugando o me estaba atacando, ya que oir ladrarme como loca a una perra que en 3 semanas no se le había oido ni respirar, impone.

De ahí surgió otro periodo de tiempo en el cual cada día se iba desbloqueando un poquito más e iba siendo el boceto de la perra que iba a llegar a ser.

El adiestramiento

A lo largo de nuestra vida, hemos trabajado con diferentes adiestradores caninos, pero con quién tenemos mayor confianza es con Iñaki Markinez, del Centro de Adiestramiento  Canino y Club Txapeldun.

Antes de adoptar a Olivia, hablé con él y me dijo que le diese un tiempo para conocernos y después se la llevásemos para valorarla. Pasado ese tiempo prudencial, nos acercamos al Club y en 5 minutos, Iñaki nos dijo: «No hay problema, es una perra fuerte y es recuperable».

A partir de ahí, acudimos durante 5 meses al centro cada fin de semana, además de una rutina diaria, donde trabajábamos el instinto de manada, reglas de convivencia y algunos límites básicos.

Max y Olivia
Max fue clave en la rehabilitación de Olivia.

La complicación de rehabilitar a un animal (o persona), con problemas, es que juega la pena y tendemos a permitir malos hábitos que después son difíciles de corregir, así que las cosas claritas desde el principio.

La evolución era dos pasitos para adelante y uno para atrás, ya que su trauma le hacía retroceder de vez en cuando, aunque esos retrocesos, cada vez fueron menores, hasta el punto de ser casi inexistentes.

Al final del periodo de adiestramiento, Olivia caminaba en junto, se sentaba, acudía a la llamada, daba la patita (eso es cosa nuestra…luego os explico) y soltaba cualquier cosa que tuviera en la boca a la orden, además de haber forjado un vínculo fuerte entre nosotros.

Empieza el verdadero trabajo

Con las bases hechas, tocaba superar el miedo, así que cargados de salchichas, nos dedicamos a visitar cantidad de pueblos y zonas relativamente tranquilas, donde podíamos pasear con Olivia e irla acostumbrado a la gente.

Al principio fue duro, ya que la perra se bloqueaba, pero poco a poco y con la colaboración de la gente que se acercaba a ofrecerle una salchicha,  Olivia fue saliendo del terrible agujero en el que había estado.

Olivia
Se ve que Olivia era un verdadero peligro para la sociedad.

En casa, lo mismo. Hicimos bastantes comidas con familia y amigos, para que Olivia se fuese haciendo a la gente. A veces había niños, otras perros y en otras únicamente adultos. El punto en común, es que todo el mundo que venía a casa jugaba con Oli, respetando su espacio y su ritmo de socialización.

Serie de vídeos de adiestramiento para Dummies hecho con Oli:

  • Ganado suelto
  • Soltar un objeto
  • La llamada

El primer gran reto

El tiempo iba pasando, la perra avanzaba así que decidimos dar un paso más allá y aventurarnos a pasar tres semanas viajando por los Alpes en autocaravana:

  • Ruta de los Grandes Alpes en autocaravana

Nos costó unos días readaptar el espacio, pero en muy poco tiempo nos acostumbramos a la convivencia en ese espacio limitado.

Olivia
Por muy grande que fuera la cesta, la cabeza…siempre fuera.

En casa, Olivia siempre mantenía una distancia de seguridad, pero en 6m2, no queda más que vivir apretados, lo cual unido a una rutina compuesta por largos paseos «en manada» por las cumbres de Europa, hizo que diese un paso más y se produjo el desbloqueo casi total de la perra.

Cuando llegamos a casa Oli ya se había hecho al contacto y, pese a mantener cierta distancia en situaciones concretas, ya buscaba nuestra compañía.

Una terrible noticia

Max llevaba un tiempo algo apática, lo que achacábamos a la edad, pero empezó a tener ausencias y se quedaba durante largos periodos de tiempo mirando a la pared, fija y sin reaccionar. Cuando dejó de comer y beber la llevamos rápidamente al veterinario.

Le empezamos a hacer pruebas y después de una resonancia, nos dijeron que tenía un tumor en la hipófisis que le presionaba el cerebro y le producía esos síntomas. Nos dieron varias opciones: radioterapia, químio…pero todas con la mínima esperanza de vida.

Madera y Musgo. Decoración natural en madera.

Depués de valorar todas las opciones, optamos por una tercera, que nos parecía menos agresiva, los corticoides.

Ni tengo que decir las lágrimas llegamos a echar ante tan terrible noticia, nuestra pequeña canalla, tenía los días contados. No llegaría a verano.

En estos momentos duros, el haber tenido a Olivia nos sirvió muchísimo, ya que con su alegría y ganas de vivir, no nos dejaron caer en el pozo negro de la depresión o desesperanza y continuamos haciendo vida relativamente normal con ambas perras.

Periodo de alegría

Sorprendentemente, el tratamiendo con corticoides estaba dando unos resultados asombrosos, no solamente porque ha superado con creces la esperanza de vida, sino que, quitando un pequeño temblor en la pata trasera, Max era (y es) de nuevo esa perrita loca y activa de siempre, por lo que volvimos a los largos paseos por las parcelarias, las salidas al monte los fines de semana y horas de juego intenso en el jardín con ambas perras.

Olivia había dejado atrás el terrible miedo que la bloqueaba. Es cierto que presentaba un cierto nivel de individualidad, pero también espezaba a buscar más el apego con nosotros.

Hay una escena que tengo grabada en mi cabeza y al pensar en ella hace que las lágrimas vuelvan a brotar, y es cuando estaba Olivia acurrucada en su cunilla, haciéndose la dormida y cuando decíamos «¿Qué pasa chica? ¿Guoli-Guoli?» (derivación cariñosa de Oli-Oli), no podía controlar el movimiento de la punta de la cola, que la tenía cerca de la cara, delatando que estaba despierta, y le decíamos en bromas: Ayyyy, esa cola chivata…

Que le den a Murphy Que le den a Murphy

 

Cuando veníamos de trabajar, después de haber tenido un día de mierda, Oli nos asaltaba en la puerta del coche, azuzándonos con el juguete para que se lo tirásemos o la persiguiésemos.

Al principio no tenías muchas ganas de juerga, pero después de chincharte 3 veces, lo dejábamos todo en el suelo…y salíamos corriendo detrás de ella.

Por muy malo que hubiese sido el día, siempre lo terminábamos con una enorme sonrisa en la cara.

Seguimos entrenando

Pese que Olivia iba bien, no nos relajábamos en el entrenamiento, por lo que la seguíamos sociabilizando y trabajando órdenes básicas de control: sienta, aquí, suelta…

Además de eso, también pusimos en práctica algo que aprendimos cuando visitamos el Oceanográfico de Valencia y es acostumbrar al perro a ser manipulado. La orden de «dame la patita»,  nos permitia limpiarle y examinarle las patas, al igual que el «sienta y quieta», que nos permitía revisarle desde las orejas hasta la cola.

Olivia
Olivia era una perra molona, pero de verdad.

De hecho, una vez que tuvo carraspera, la veterinaria alucinó al poder abrirle la boca y verle sin esfuerzo toda la epíglotis, de hecho, abrió tanto la boca, que se veía una pequeña luz al final 😉

Al vivir en un entorno rural, también le dimos prioridad a que pudiera andar suelta y no atacase al ganado. De hecho, en Entzia siempre ha habido caballos, vacas u ovejas y conseguimos que Olivia pasara junto a ellas sin mirarlas siquiera.

Un digno objetivo

Hasta tener a Olivia, pese a haberme criado siempre entre perros, nunca había conocido a fondo un Pitbull. Había oido maravillas sobre esta raza: inteligencia, apego, fidelidad, juguetones…y de verdad os digo, que el Pitbull es una raza increible pero con un mal publicista.

Hartos de noticias sensacionalistas, en las que da igual que raza ha sido la que ha atacado o matado a un niño, que siempre se la achacaban a un PPP, nos tomamos el reto de lavar su cara e imagen, mostrando la verdad que hay detrás del mito, desmitificando esa gran mentira que se ha creado alrededor de ellos.

Pero…¿ya está el pesado este con la cámara?.

Allá donde íbamos, todo el mundo alucinaba con lo juguetona, amable y educada que era, cambiando la percepción que tiene mucha gente sobre ellos.

  • Vídeo de Los Pirineos en autocaravana | 2018

Ha soportado estoicamente a niños y niñas acariciánola, dándole chuches e incluso algún tirón de rabo, frente al que no ha hecho mayor reacción que la de sentarse y recogérselo para que no se lo quiten.

Ha jugando con perros de una manera muy educada, ha ido suelta y no se ha acercado al ganado, e incluso al pasar bicis, coches o motos, no les ha hecho ni caso.

¿Si hemos conseguido esto con una perrita con semejante tara, qué no se puede conseguir con una desde cachorra? Sólo es cuestión de constancia, paciencia y educación.

El terrible final

El domingo 4 de noviembre, Oli estaba sin mucho apetito y vomitó unas cuantas veces. En un principio lo achacamos a que el sábado habíamos estado en Opakua, donde comió algo de nieve y machacó un buen número de palos, así que no le dimos más importancia. De hecho yo salí a dar la habitual vuelta de domingo en bici por Entzia y grabar un vídeo sobre los efectos del tornado que arrasó la zona en julio.

El lunes, Oli volvió a vomitar, así que le di un protector gástrico que teníamos de otra vez que anduvo pachuchilla y poco después bebió y al mediodía comió algo, pero a eso de las 15:30, volvió a vomitar todo, así que la llevamos al veterinario.

Le hicieron unos análisis, una ecografía y el diagnóstico fue una pequeña pancreatitis producida por una gastritis y el potasio algo bajo, así que la dejaron durante la noche hospitalizada con suero, algo de antibiótico y un preparado para recuperar el potasio.

Pasó una noche normal y, salvo algo de pirrilera que hizo por la mañana, la perra estaba normal, así que me llamaron para ir por la tarde a recogerla y traerla de nuevo a casa, ya que con su historial de miedos, la recuperación sería mejor en un entorno de confianza.

Olivia
El vínculo creado con Olivia y todo lo que nos ha aportado, es increible

Cuando la veterniaria me trajo a Olivia, era incapaz de mantenerse en pie y tenía las pupilas totalmente dilatadas, en los primeros momentos se achacó a un estado de pánico pero viendo que la perra no reaccionaba al verme, le extrajeron nuevamente sangre para una analítica más completa.

Me dejaron con ella en la consulta, para que se tranquilizase y poder interactuar yo con ella más tranquilamente. La perra era incapaz de mantenerse en pie y se hubiera caido de bruces de no estar yo sujetándola, entonces aposté por su olfato y le eché el aliento. En ese momento vi como se le cerraban las pupilas y me miró fijamente.

Relajó la respiración, se tumbó y se quedó en posición esfinge, pero con la cabeza apoyada en mi mano.

Le dejé la cabeza sobre las patas y empecé con el contacto más familiar para ella: le acariciaba el interior de la oreja, le rascaba la base de la cola y eché algo de saliva en la palma de mi mano para que tuviera un olor familiar cerca.

La perra se notaba que se había tranquilizado. Levantó la cabeza, la apoyó sobre mi mano, me regaló una serena mirada de esos ojazos color miel y de repente…le dio una convulsión…y expiró mientras se recostaba sobre mi mano. Llamé a las veterinarias, pero no pudieron hacer nada por ella. Olivia, se nos había ido.

No sé si podéis haceros un idea de lo duro que fue ir a la veterinaria a por Olivia, en lo que era algo sin importancia y volver a casa únicamente con su arnés vacío…terrible.

Un proceso brutal

Nadie sabía que había pasado realmente, pero en los resultados de la analítica sorprendía que presentaba una hipoglucemia severa y, pese al refuerzo de potasio, seguía en unos niveles muy bajos, así que pedimos información para la realización de la autopsia, ya que algunos incidentes recientes nos daban la sospecha de que la hubieran podido envenenar. También que tramitasen el servicio de incineración individual en la empresa LAGUN y así poder despedirnos de Olivia de una manera más íntima.

Al día siguiente, con los ojos hinchados de tanto llorar, tuvimos que tomar una decisión que me parecía surrealista; si hacía la autopsia NEIKER, una empresa altamente fiable, no podíamos recuperar el cuerpo, porque por protocolo, lo incineran ellos. La segunda opción era otro laboratorio privado, al cual había que enviarle biopsias de distintos órganos para su análisis. Es menos fiable los resultados que Neiker pero podíamos quedarnos con el cuerpo y enviarlo a la empresa encargada de la cremación.

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Debíamos tomar la decisión rápidamente, ya que había que extraer el cerebro de Olivia para enviarlo entero y la veterinaria que podía hacer eso, estaba allí en ese momento.

Les pedimos unos minutos para pensarlo y después de una de los momentos más duros de nuestra vida, racionalizamos lo que pudimos la situación; Olivia ya no estaba allí y lo que quedaba era el embase vacío de lo que había sido nuestro amor y nuestra alegría.

Nos decidimos por la segunda opción y además, les dimos permiso a las veterinarias para que, una vez abierto el cuerpo, investigaran, aprendiesen y así, en otra situación similar, fuesen capaces de salvar la vida a otro peludito.

Reflexiones finales

Tal vez he sido demasiado directo al relatar el final de nuestra preciosa «Oli» o «Guoli-Guoli», como le llamábamos cariñosamente, pero lo he hecho con la intención de que si algún desalmado lo lee, sea consciente del daño tan brutal que nos ha asestado.

No sólo nos han arrebatado un miembro queridísimo de nuestra familia, sino que debemos seguir con nuestro día a día en una sociedad que difícilmente entiende que estés llorando cada vez que te acuerdas de tu perra (no os haceis una idea de la cantidad de veces que tengo que parar de escribir porque las lágrimas nublan mi vista), o porque no hace más que asaltarme esa última imagen de ella expirando sobre mi mano, o porque tengo en bucle el pensamiento de la veterinaria abriéndole el craneo para extraerle el cerebro al embase vacío de lo que era una perrita llena de energía y vitalidad. Intento sustituir esos pensamientos por recuerdos más bonitos, como el de su cola chivatilla, pero no es sencillo.

Olivia
Descansa, mi chica, este mundo ya no puede hacerte daño nunca más.

Y lo peor de todo…es que, pese a haber tenido unos primeros años duros, le prometí a Olivia que ya estaba a salvo del mundo cruel y viviría una vida plena y feliz…pero no he sido capaz de cumplir mi palabra. Le he fallado a una perrita que me lo dio todo y yo no he sido capaz de protegerla…y eso me va a carcomer el resto de mi vida.

«Guoli-Guoli»…no sabes cuánto lo siento…

No tengo ninguna esperanza de que lo vaya a leer, pero me gustaría que quien nos ha arrebatado a Olivia de una manera tan violenta y cruel por el mero hecho de ser una Pitbull, sepa que no sólo se ha llevado una preciosa vida por delante, sino nuestra esperanza, ilusión y, por qué no decirlo, nuestra sensación de seguridad.

Hemos visto por internet a Eiwa y Neytiri, un par de cachorritas de Pitbull preciosas para adoptar y rescatar de la dura vida de la perrera, que podrían ayudarnos a superar y avanzar en el duelo, pero no lo hacemos por el miedo a condenarlas a morir envenenadas por el mero hecho de haber tenido la mala suerte de ser adoptadas por nosotros.

 

¿Para que tener nada, si te lo van a robar?, ¿para que tener perro, si te lo van a matar?, ¿para que tener ilusión, si te la van a destrozar?...gracias mundo por esta valiosa lección.

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Categoría: OpiniónEtiqueta: Guoli, Oli, OLIVIA, perro envenenado, Pitbull envenenado

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Reader Interactions

Comentarios

  1. MA

    12/11/2018 at 11:06 am

    No dejéis de hacer lo que quieras por miedo, si no, han ganado ellos.
    Ánimo

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      13/11/2018 at 7:53 am

      MA, ellos..ya han ganado. Oli no está. Ahora, a ver si se presentan para que les pueda entregar el premio 😉

      Responder
  2. Ainara

    12/11/2018 at 1:02 pm

    Mucho ánimo chicos, precioso y sincero relato. Ojalá el malnacido pruebe un poco de ese daño que ha producido sin razón. Un abrazo enorme.

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      13/11/2018 at 7:53 am

      Muchas gracias Ainara. Si el Karma realmente existe, lo tienen muy chungo, porque hay varios miles de personas deseándole mucho mal.

      Responder
  3. Simal

    12/11/2018 at 3:06 pm

    Uf que duro ha sido solo leerlo. Suerte, creo que sois buenos dueños y que los perros deberian poder disfrutar de vosotros, a Max nunca le pasó nada, por qué no darle a otro perro una oportunidad?

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      13/11/2018 at 7:55 am

      Gracias Simal. Ahora mismo, y con la confirmación de la autopsia de que ha sido un veneno que le ha producido graves daños internos y un fallo multiorgánico, includio el Sistena Nervioso…es imposible. No queremos condenar a otro perro a morir así.

      Responder
  4. Belar

    12/11/2018 at 3:12 pm

    Felicidades por vuestro trabajo y por haberla hecho feliz. Solo os merecéis las felicitaciones por el trabajo bien hecho, nada más. Ningún reproche. Ella sabe cómo la tratasteis y lo feliz que fue lo sabéis todos.
    No dudéis a alegrarle la vida a otro peludo

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      13/11/2018 at 7:56 am

      Muchas gracias Belar, pero no hay crítico más duro que uno mismo y yo…soy muy exigente. Hicimos mucho, si…pero no ha sido suficiente.

      Responder
  5. Ana

    12/11/2018 at 3:57 pm

    Hola,
    Me he encontrado en la misma situación pero con dos de mis perras y aunque fallecieron por otro motivo, fué provocado por terceros de manera muy cruel. Hace un año ya y he vivido la inseguridad y el miedo pero hay que ser valiente, yo lo soy por Kala (mi otra perrita). El amor por los animales hace que con el tiempo dejes de obsesionarte con que algo horrible pueda volver a pasar aunque no dejas de estar alerta. Es un duelo pero no renunciéis a ese amor por temor.
    Un saludo y ánimo.

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      13/11/2018 at 7:57 am

      Es terrible que salga igual o más barato matar a un perro que robar un videojuego en una tienda. Mucho ánimo a ti tambien y siempre alerta.

      Responder
  6. Janira

    12/11/2018 at 4:05 pm

    Ha sido durísimo leerlo. No me puedo ni imaginar cómo os sentís. El mundo está podrido, pero aún queda esperanza con personas como vosotros. Olivia ha podido ser feliz con vosotros, sois los mejores dueños que pudo tener. Ella siempre estará agradecida y os querrá. Y las nuevas perritas también lo serán…y Oli seguro que estará con ellas. Mucho ánimo y descansa en paz preciosa ♥️

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      13/11/2018 at 7:58 am

      Muchísimas gracias por tus palabras Janira, ha sido y está siendo durísimo. Supongo que el tiempo pasará y hará su trabajo, pero ahora mismo…es terrible. Algo que mucha gente no entiende y algunos incluso ni respetan. Un abrazo grande.

      Responder
  7. Manu

    12/11/2018 at 8:47 pm

    La verdad es que no hay palabras.ese sentimiento lo tenéis solo vosotros.pero no te cargues de culpa porque no ha sido culpa vuestra.seguir con la vida.y si creéis conveniente adoptar un cachorro de la raza que sea.Animo y Adelante

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      13/11/2018 at 7:59 am

      Muy buenos días señor Manu Peregrino (o Señor Alvarado…). El tiempo debe pasar y ya veremos. Un beso grande Aita 🙂

      Responder
  8. Txerra

    15/11/2018 at 8:23 pm

    Impresionante relato, Impresionante perra e impresionantes dueños. Sólo debéis sentiros orgullosos de lo que habéis hecho con Oli. Del cariño que le habéis dado, Del cambio de vida que le provocasteis y de la felicidad que le brindasteis. No permitais que las hordas de hijos de puta que pueblan este mundo se salgan con la suya. Recuperaos y hacer feliz a más peluchones.
    Te entiendo muy bien. Hace dos años mi chica y yo nos compramos nuestra casa y lo primero que hicimos fue ir a por nuestro primer perro, la ilusión de toda una vida. Un boxer precioso canela y blanco. Nos fuimos a Toledo a por él. Eso fue un sábado. El lunes de madrugada el perro moría en mis brazos en el veterinario (no sabes como me lo has recordado). La pena era tal, que decidí que renunciaba a tener perro, no era capaz de que me durara ni un día, era un inepto. Mi hermano piso fin a eso regalandome dos semanas después a nuestro pequeño Máx, otro boxer, este atigrado y blanco, que hoy tiene 2 años y es nuestra alegría, mi socio de aventuras y el mimoso y juguetón más maravilloso del mundo. Y me lo habría perdido. Así pues, no te rindas y darle vuestro cariño a otro ser maravilloso, que al contrario que nosotros los humanos, jamás te decepciona.
    Un saludo y ánimo

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      15/11/2018 at 11:28 pm

      Muchas gracias por tu comentario, Txerra y por compartir tu experiencia. Tiene que ser terrible la sensación de que se te muera un perro en tan poco tiempo, sean cuales sean las circunstancias.
      Nosotros, no es que seamos noveles en el mundo de los amigos peludos. Por mi parte creo que he tenido más contacto con esa especie que con la nuestra y mi pareja, cuando la conocí ya tenía dos hermosos perracos 🙂
      Siempre que un peludín se nos va, es doloroso, al menos para quienes compartimos algo más que el espacio con ellos, pero el caso de Olivia ha sido tan injusto…que lo ha hecho doblemente duro. Una perrita que sufrió lo indecible por la mano humana y al final, es otra mano humana (por decirlo de alguna manera), la que se lo ha llevado.
      Da la sensación de que el destino se la tenía que llevar de una forma terrible y no hemos podido evitarlo.
      La rueda de la vida sigue rodando y poco a poco reharemos nuestro día a día sin ella…pero siempre tendrá un sitio muy especial en nuestro corazón y, gracias a todo lo que se ha compartido el relato de su vida, en el de muchas otras personas.
      Disfrutad a tope de cada minuto con vuestro pequeñajo y siempre que la pereza de salir a pasear os ronde…superarla y pensad que es lo que más feliz les hace.
      Un abrazo muy grande!

      Responder
  9. Patry GS

    31/01/2019 at 6:19 pm

    Casi por casualidad he leído vuestra historia y solo quiero mandaros todo el ánimo del mundo, sé que es algo traumático (soy veterinaria y nunca me acostumbro a estas injusticias, a esa sensación de rabia e impotencia…). Por otro lado animaros a hacerle la vida mejor a otro perrito que haya pasado un mal trago con otros humanos, sois ese tipo de personas idóneas para hacerles olvidar esos traumas que arrastran… Seguro que Oli os da las gracias allá donde esté y os espera con esa colita chivata dentro de muchos muchos años, después de que hayáis ayudado a más incomprendidos como ella De corazón, gracias.

    Responder
    • pedalesyzapatillas

      02/02/2019 at 12:14 pm

      Muchas gracias por tus palabras de aliento Patry, pero la verdad es que el palo que hemos recibido con lo de Oli, nos ha dejado muy, pero que muy tocados. Esto es lo de siempre, tiempo al tiempo y pasito a pasito, pero de momento, nos estamos dedicando a Max, que está viejita y con bastantes problemas. Más adelante…ya veremos que pasa, pero nos costará llenar el enorme hueco que ha dejado nuestra Guoli-Guoli. Un abrazo.

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